Somos especialistas en diseños curriculares. En Bachelor Asociados Consultora Integral® sabemos que todas las dimensiones institucionales son igualmente importantes e influyen en forma directa sobre la función de las instituciones educativas.
El problema surge cuando las dimensiones secundarias se transforman en vertebrales, por ejemplo cuando los aspectos administrativos y de gestión son más importantes que los pedagógicos.
Para sortear este problema es importante destacar la importancia de la evaluación curricular.
El diseño curricular comprende todo aquello que la institución educativa se propone enseñar explícitamente, es decir, la totalidad de la propuesta educativa. Incluye tanto las intenciones (documentadas o no) como las acciones que efectivamente conforman la práctica.
En este sentido, evaluar el diseño curricular supone poner en consideración y someter a evaluación el conjunto de experiencias pedagógicas concebidas en una institución escolar y que contribuyen a la formación de sus alumnos. La evaluación debe aplicarse a los objetivos, contenidos, actividades, recursos, métodos, tiempos, espacios físicos, entre otros. Pero tal como señalan Bertoni, Poggi y Teobaldo, debemos diferenciar entre concepto enseñado y concepto aprendido de manera tal que podamos evaluar eficaz y legítimamente los procesos pedagógicos que se desarrollan en cada institución educativa. Los centros de formación en general deben garantizar y certificar la incorporación de determinados conocimientos, por lo cual es necesario dar cuenta de los procesos que han favorecido u obstaculizado dichos aprendizajes.
Planificar es pensar antes de actuar, definir intenciones para guiar la acción, organizar los componentes y fases de la tarea y seleccionar los medios para realizarla. La planificación puede entenderse como el resultado de una articulación entre el conocimiento y la acción.
La programación y el diseño no constituyen, en la práctica, un producto estático. La planificación puede pensarse como un proceso continuo que sirve para conducir acciones, pero revisando y adecuando las actividades en tiempo real.
Así, se produce un desplazamiento desde la lógica de producción normativa, hacia lógicas más ágiles y realistas.
La planificación de un proyecto curricular de estas características supone un proceso que tiende a:
1. Otorgar grados de libertad a los actores
2. Articular redes de trabajo
3. Elegir un diseño de organización y de acción que dé respuesta a las necesidades de un contexto educacional determinado
4. Aumentar los compromisos de acción de una propuesta pública
A fin de ajustar la terminología, diremos que reservaremos el término "planificación" para las grandes directrices del sistema educativo, esto es, planes normativos a nivel macro. Los niveles locales, a nivel micro, por lo general desarrollan proyectos y programas.
Nos referiremos aquí a la elaboración de pequeños proyectos institucionales. Los principios y criterios de acción deberán ser propicios para ser recreados en contextos específicos, lo cual supone al menos dos aspectos:
1. A nivel de los equipos docentes: en el marco de comunidades de aprendizaje, repensar la institución, el contexto y las prácticas educativas
2. A nivel de la propuesta curricular: en tanto documento público, debe estar sujeto a revisión.
Si bien, como señala Róvere, "la gente tiene tendencia a imaginar que la currícula es un documento (...) pero lo real es que las transformaciones, las reformas, los ajustes suceden en la cabeza de los profesores y de los alumnos", a su vez, esta elaboración debe documentarse a partir del debate colocando la propuesta en el espacio público, comunicando el proyecto y las decisiones educacionales, de modo de ejercer un control público y democrático de dicha producción.